Hoy debido a que el día 4 de diciembre estaremos presentes en el afamado concurso nariz de oro, estoy practicando ejercicios de memoria con dos de los grandes: Azpilicueta y Hacienda Lopez de Haro.
Empezamos por el Azpilicueta: Desde hace años no probaba este vino, y la verdad es que me he llevado una grata sorpresa, ya no esta dentro de esos vinos maderizados sin rastro de fruta.
Vemos un vino con un centro cereza y un ribete un tanto picota, con unos destellos dorados. En nariz nos encontramos la grata sorpresa que nada mas poner dentro nuestro preciado objeto de trabajo , nos encontramos con la fruta roja y algo de negra como la ciruela, sobre un fondo muy sutil de vainilla y torrefactos. Al tenerlo un tiempo en la copa empiezan a salir balsámicos, pimienta... pero siempre presente esa fruta.
En boca la primera sensación es de falta de cuerpo, peso, con una buena acidez, falta pulir un poco. Con un post gusto poco intenso.
La verdad es que para mi gusto en nariz promete y en boca le falta.
Seguimos con Hacienda Lopez de Haro, y aquí si que encontramos el típico Rioja que siempre ha cautivado a tanta gente. Vemos un vino con un centro cereza y un ribete con destellos tejas fruto de su largo paso por barrica. lo vemos limpio, brillante como nos gustan los vinos actuales ni mas ni menos, nada de vinos turbios, ni partículas etc ( aunque a mi me gustaría que no hubiese tanto filtrado, seria algo mucho mas natural). Aquí si que encontramos esa madera como protagonista principal, encontramos vainillas, pero mas intensamente creo que sale el coco de ese roble americano. Notamos aromas a cacao, chocolates un vino de los que dominaríamos muy profundo, si seguimos metiendo la nariz en la copa al final podríamos encontrar esa fruta escondida detrás de ese roble, encontramos una fruta negra muy madura. Redondo en boca con ese toque ácido, ningún tanino molestando nuestro paladar (para quien le moleste, a mi me encanta encontrar esa sequedad en la boca pero..). Defendiéndolo como un clásico de rioja.
Conclusión, dos tipos de vinos muy diferentes, los dos con el tempranillo como protagonista, lo definía como la disputa entre el Viejo mundo y el nuevo mundo. Muchas bodegas ancladas en el pasado les gusta dar ese protragonismo a la madera y otras, con mentes mas abiertas, quieren que se sepa de que están producidos sus vinos ; fruta, sin renunciar a esa madera tan característica de los riojas que un día enamoraron a toda una España.
Conclusión: ME ENCANTA EL VINO!
Ya sabéis amigos buenos días y buenos vinos.
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